Héroe nacional por excelencia Rodrigo Díaz, el Cid,
el más universal de los burgaleses, encarna el prototipo del
caballero con las máximas virtudes, fuerte y leal, justo y
valiente, prudente y templado, guerrero y culto...
A pesar de la distancia que nos separa de su vida,
conocemos con bastante exactitud su vida y obra. Mucha
leyenda le rodea, pero, su figura ha sido estudiada con gran
rigor por grandes especialistas, como Menéndez Pidal.
Gracias a estas personas, conocemos la personalidad del
caballero burgalés, los hechos que hicieron sus días, su
vida familiar, y hasta su caballo y espadas son por todos
conocidos.
Sus restos y los de Jimena, su esposa, descansan en
el centro de la catedral de la capital de Castilla, Burgos,
pero su espíritu está con nosotros aún presente.
SU OBRA MAS IMPORTANTE EN LA LITERATURA:CANTAR DE MIO CID
El
Cantar del Cid.
Ni el mismísimo Cid podía imaginarse la
trascendencia de su vida tras su muerte. Todos los juglares
de los siglos posteriores a su muerte contarían en forma de
cantares de gesta su vida y sus hazañas, así como también
inventarían su leyenda.
Varios son los escritos sobre el Cid, pero destaca
sobremanera el llamado Cantar de Mio Cid (nótese
que no es Poema sino Cantar, ya que como letra de una canción
ha de ser tomado y no texto de poema).
Así
pues, El Cantar del Cid, es una canción recitada por los
juglares de aquellos tiempos medievales. El texto que nos ha
llegado, es una transcripción de un copista llamado Per
Abbat en un manuscrito (del s. XIV, conservado en la
Biblioteca Nacional). Aunque hay quien opina que pudiera ser
el autor y no mero copista.
El
manuscrito, al igual que su "primo" de La Chanson
de Roland, no es de gran belleza y contiene varias faltas,
algunas corregidas, esto es debido a una finalidad de uso por
parte de los juglares y no para más altos menesteres.
Es
posible que ya existiera un primitivo Cantar del Cid en 1120,
aunque piensan los expertos que no seria de contenido como el
conservado hasta 120
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