Si tomamos como
perteneciente la inscripción interior, se sabe que fue alzada
a principios del siglo XIII, pues en la dedicatoria se cita el año
1208.
Tres siglos después,
en 1531 pasa a manos de la Orden de San Juan de Jerusalén,
de Rodas y de Malta.
Fue parroquial
del cercano pueblo de Zamarramala hasta que se construyó en
la aldea una iglesia parroquial, con lo que la Vera Cruz dejó
de tener los cuidados necesarios, incurriendo en ruina durante buena
parte de los siglos XVIII, XIX y XX.
En 1949 el Ministerio
de Educación la cedió a la Orden de Malta
En este mismo
año fue restaurada por el arquitecto Cabello y Dodero, mostrando
en la actualidad un sobrio pero buen aspecto.
Al exterior, la
iglesia refleja una acusada austeridad a lo que no es ajena su fábrica
de calicanto.
La planta del templo tiene forma de polígono de doce lados. Es curioso que en algunas guías se habla de octogonal. Hay que decir que, ciertamente, son ocho los lados que se aprecian a la vista por estar cuatro tapados por la torre y por la cabecera triabsidal, pero la geometría del templo se corresponde a un polígono dodecagonal.
Las esquinas de
este polígono llevan refuerzo de estribos
De este edificio
de planta centralizada emerge una cabecera con tres ábsides
de planta semicircular, uno principal y dos secundarios dirigidos
litúrgicamente hacia levante, a los que se añadió
un cuarto adosado al costado norte, que parece más tardío,
con algunos rasgos mudéjares y empleado como sacristía.
El carácter
tardío de este templo se acentúa al comprobar su ausencia
decorativa exterior y la presencia de canecillos de nácela
doble o sencilla, bajo influencia ya de la estética cisterciense.
No hay comentarios:
Publicar un comentario